En el sexo existen nombres para todas las prácticas aplicables que buscan que encontremos el orgasmo y un disfrute mutuo más elevado.
Si has tenido sexo oral con alguien con pene, esta experiencia no se te hará muy lejana, pero si que tendrá una que otra variación en su concepción. ¿De qué hablamos?
El facefucking o irrumación tiene su origen desde la antigüedad, exactamente en la época de Pompeya donde se utilizaba como práctica de tortura y humillación contra presos o enemigos, siendo el principal componente y objetivo de esta la sumisión.
Sí, como lo acabas de leer, esta práctica entra dentro del espectro del BDSM.
¿En qué consiste?
Como te contábamos la irrumación o facefucking parecería un simple oral, sin embargo, la diferencia radica en que, en una felación común el hombre se relaja mientras quien la está realizando lame, acaricia y chupa el pene, manteniendo el ritmo y dejando que el otro disfrute, o sea, que tome el rol de pasivo.
Mientras que en el facefucking quien tiene el pene penetrando la boca de su compañero sexual con el ritmo y la profundidad que desee, teniendo así el poder y ejerciendo el rol de dominante sobre quien está dispuesto a ofrecer su boca.
Dicho esto, y para tener mayor claridad, podemos decir que el facefucking tiene el mismo concepto que el llamado trono de reina o facesitting, donde la mujer se sienta en la cara de su pareja y ejerce el poder sobre el ritmo, la fuerza y el uso de cada parte de la cara del otro.
En este caso el hombre será quien lleve el control de la situación, generando así un claro ejemplo de dominación/sumisión.
Para tener en cuenta
Al ser una práctica BDSM es sumamente importante poner reglas y límites, y obviamente el consenso de los participantes en el acto.
Recuerda que el placer y la excitación se debe buscar para ambos, y nunca sólo por seguir el juego o deseo del alguien más.
Si aceptas el rol de sumiso por decisión propia debes estar consciente de lo que este conlleva, nunca aceptes hacerlo bajo presión o por sentir algún tipo de obligación.
Habla con tu pareja y explícale tus límites y acuerda reglas con las que ambos se sientan satisfechos.
Mientras que quien ejercerá el rol de dominante debe controlar su ritmo y profundidad para no ir a lastimar al sumiso.
La idea es ir explorando la práctica de a poco hasta que cada uno se sienta 100% cómodo con esta y la forma en la que está realizando.
Recuerda que el facefucking no es lo mismo que una garganta profunda y que la penetración no debe ser ruda o agresiva.
Desgraciadamente el porno nos ha hecho creer que entre más fuerte mejor y no siempre es así, lo ideal es buscar un punto de placer balanceado donde ambos puedan llegar tranquilamente al clímax.
¿Cómo lograr que sea placentero?
Es indispensable que ambas personas sepan qué papel tomarán en el acto sexual, una vez definido, quien asuma el rol de sumiso deberá seguir las instrucciones de quien estará a cargo.
La posición de la boca más recomendada para la persona sumisa será la de la cabeza inclinada hacia atrás con barbilla elevada y boca bien abierta, esto hará que el maxilar pueda expandirse sin generar lesiones.
Basta con relajarse, respirar por la nariz y abrir la boca formando la letra O con los labios, así el pene entrará con facilidad.
Prueben de a poco hasta encontrar una profundidad favorable para ambos.
Un consejo muy importante para el dominante es que no tome la práctica con el pensamiento que llegará a coger agresivamente, el objetivo siempre será el de disfrutar una penetración oral sin infringir daño.
Enfócate en sentir el placer de sus labios masturbando tu glande (o tus partes favoritas) y su lenga pasando por todo tu pene, de esa penetración lenta que te permite disfrutar de sus labios húmedos, además si te gusta, podrás incluir una estimulación o masturbación anal.
La mejor posición para el dominante será de pie, mientras que el sumiso toma la suya de rodillas justo al frente de su pene.
La sexualidad es todo un mundo de posibilidades y placer sin límites, sin embargo, con este tipo de prácticas BDSM es importante que tengas muy en cuenta con quien realizarlas, ya que existen muchos dominantes que lo que les excita es cohibirte del movimiento para intensificar la sensación de poder y humillación, así que no lo practiques con alguien que no sea de tu entera confianza.